Equivocarse

Equivocarse-y-aprender

 

En ocasiones soy un laberinto de idas y venidas, de decisiones erróneas tomadas cuando la desesperación me nubla la inteligencia.

Pero me gusta equivocarme y más aún el instante posterior, cuando comprendo que a veces se gana, y otras se aprende, y que aprendiendo comprendo quién ser y quién no ser.

Aprender el arte de la fortaleza desde la sensibilidad, denominada por los ignorantes debilidad.

Se nos tilda de débiles a aquellos que nos emocionan las emociones, a aquellos que necesitamos expresar para no reventar por dentro o a quienes empatizamos absorbiendo como una esponja los sentimientos ajenos.

Decidí seguir siendo sensible aunque en ocasiones salga mal parada, dañada y resquebrajada, a pesar, de que, a veces, en momentos bajos, soy consciente de su semejanza a una tortura. Sólo entonces deseo volverme fría e insensible, ponerme una armadura, esquivar los golpes, pero cuando elijo a alguien como modelo a seguir y le veo sus ojos distantes, secos, sin brillo emocional, cambio instantáneamente de idea.

Me quedo con lo que soy, me acepto, con mis cicatrices, mis indecisiones y el deseo infinito de seguir equivocándome, para aprender y evolucionar, dando igual la meta o el destino, simplemente continuar, sin miedo, sin el deseo de ser otra, únicamente ser.

9 respuestas a “Equivocarse

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  1. Equivocarse es tan natural como respirar. No es necesario tener la inteligencia nublada para errar, nos podemos equivocar incluso por azar.
    Las emociones no nos hacen débiles, el problema es cuando no somos capaces de manejarlas. Y, probablemente, al aceptarnos como somos demos un paso hacia poder conseguirlo.
    Discrepo contigo (no será la primera vez según recuerdo), a mí no me gusta equivocarme aunque sé que seguiré haciéndolo.
    Quizás ya no me importe tanto como antes, será la ventaja de llegar a viejito tortuga.

    Un saludo.

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  2. Para Gonzalo:

    Hola abuelito tortuga! El paso de los años es sabio, por cierto, años hacía sin saber ti. Me alegra «verte» de nuevo por estos lares. Suelo equivocarme cuando mi mente se nubla porque es la única ocasión en la que me doy el gusto de tomar decisiones que en situaciones normales no haría y eso tiene un margen de probabilidades de error bastante grande.

    Estoy de acuerdo contigo, las emociones no nos hacen débiles pero mucha gente lo confunde y trata a quien muestra sus emociones como si fuera un ser inferior. El paso del tiempo te ayuda a restarle importancia o a cambiar hasta convertirte en uno de ellos, yo opto por lo primero y deseo no cambiarlo nunca.

    Más saludos para ti.

    Para Toro Salvaje:

    Agradezco mucho tu comentario y desearía opinar lo mismo que tú. Creo que malgasto demasiado tiempo pensando y a la vez la única forma de mejorar es hacerlo, menuda encrucijada.

    Más besos para ti. Cuídate.

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