Una tarde más

Camino con la espalda encogida por el frío. Hoy ha vuelto a nevar y mi piel acostumbrada a otros aires se rompe y agrieta. Me tapo como puedo los palpitantes labios porque ya apenas es lo único que siento de mi rostro.

Tiro el bolso al asiento del copiloto y entro todo lo rápido que puedo, golpeándome una vez más la rodilla con el salpicadero.

Me han dejado el coche encajado y tras varias maniobras consigo salir y emprender de nuevo la vuelta al hogar. No me gusta esta época, salgo de casa antes del amanecer y vuelvo de noche, sin llegar a ver la luz en todo el día, y eso me hace sentir enferma.

Al incorporarme al tráfico apago la música, no puedo escuchar nada, necesito relajarme y respirar fuerte. Todos los semáforos se ponen rojos justo cuando perciben mi paso, todo está lleno de coches encerrados entre autobuses y hoy ya no puedo más.

Para matar el tiempo miro a mí alrededor y me topo con una valla de obras. Recorro con mis ojos cansados los hierros que la forman y al llegar a su cumbre atisbo una ventana de marco plateado, al principio no puedo ver nada más que sombras pero entrecierro un poco los ojos y consigo ver a un hombre joven abrazando a un niño, el pequeño va vestido con un pijamita verde que intuyo de algodón.

El niño apoya sus manos bien abiertas en el cristal helado y de su pequeña y dulce muñeca pende un tubo de plástico conectado a una bolsa de suero. Con sus deditos acariciaba el cristal y a la vez sujetaba el rostro de su padre. No tendría más de 3 o 4 años y en su cara se dibujaba una amplia y sincera sonrisa, bella, tranquila y pálida. El pequeño le señalaba al padre lo que veía tras el cristal, estaba ilusionado por ver la calle y las luces y el alboroto típico de Navidad. Dios, estaba tan lleno de vida… que dolía.

Y entonces me sentí como una puta egoísta y llorando, con el alma desgarrada, volví a pisar el acelerador, para huir, una tarde más.

4 respuestas a “Una tarde más

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  1. Sí, demasiado. He estado sin muchas ganas de escribir, bastantes meses además, me alegra verte y de que aún me recuerdes.

    Respecto a lo del regreso…es posible, pero aún no seguro.

    Un beso.

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  2. Como tu no entras en mi pequeño rincón poético del foro del club, está visto que tendré que ser yo el que entre aquí, además lo hago con todo el cariño, espero que eso lo sepas.

    Pensaba leyendo tu sentimiento de frío natural, si dolía mas el frío externo o el interno, si realmente lo que mas te hacía sentir mal y odiar esa sensación era posiblemente la otra sensación, no la térmica, la otra, ya sabes, la que hace sentir que Dios está en casi cualquier sitio menos con uno mismo.

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  3. Lamento no entrar más a menudo en el foro, pero como podrás comprobar mi tiempo es bastante limitado, aunque eso no significa que vaya a ser siempre así.

    Dolía más el frío interno, sin duda, porque aún no se muy bien como hacer un abrigo para cubrir un interior helado por momentos cotidianos ásperos y tensos, imagino que como la mayoría de lo que pasa, es cuestión de tiempo, madurez y aprendizaje.

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